Diez razones para no escuchar a los misioneros mormones–con posibles respuestas a cada una

Si usted todavía no es miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a lo mejor algunos de sus misioneros le han contactado, esperando que usted pensara en unirse a su iglesia.  Si aún no ha sucedido, usted puede contar con que sucederá en el futuro.  Para que usted pueda estar preparado, a continuación le ofrecemos diez posibles excusas por no escucharlos.  En letra cursiva también le ofrecemos algunas de las respuestas que esos misioneros podrían darle.  Si no lo hacen, ¡deben de haberlo hecho!

1. Los misioneros son solamente niños de 18-19 años.  ¿Qué pueden saber que yo ya no sepa? 

[Es la Biblia y no solamente las escrituras de los Santos de los Últimos Días que dice

  • Y acontecerá que después de esto, derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. (Joel 2:28)
  • Ninguno tenga en poco tu juventud (1 Timoteo 4:12)
  • De la boca de los pequeños y de los niños de pecho estableciste fortaleza, a causa de tus enemigos. (Salmo 8:2)
  • Pues mirad, hermanos, vuestro llamamiento, que no hay muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para anular lo que es, para que ninguna carne se jacte en su presencia. (1 Corintios 1:26-29.)]

2. Yo ya no podría fumar, tomar, usar drogas, ir de parranda, ni hacer nada que fuera divertido.

[Mejor dicho, se le ofrecería la oportunidad de tener un gozo profundo y duradero más bien que tener solamente una diversión pasajera.]

3. Yo tendría que asistir a la iglesia por dos horas cada semana y escuchar sermones aburridos y clases aburridas.  Y yo ya no podría jugar golf, pescar, ir de compras, ni nadar los domingos. 

[Usted encontraría que la participación entusiasta en la adoración y en el servicio es mucho más emocionante y satisfactoria que esas otras actividades, en las cuales usted todavía podría participar en los demás días de la semana.  Y los servicios en la Iglesia no tienen que ser aburridos.  Y no lo serán si usted asiste con una buena actitud y participa para ayudar a que sean más interesantes para todos.]

4. Todos mis familiares y amigos pensarían que me había vuelto loco y se burlarían de mí. 

[¿Y qué?  ¿Qué de su familia y amigos celestiales?  ¿Le importan los sentimientos de ellos?  Además, si usted se une a la Iglesia, a lo mejor su familia y sus amigos serán suficientemente curiosos para querer investigar por qué usted se siente tan emocionado.]

5. Entiendo que yo tendría que pagar el 10% de mis ingresos a la Iglesia, además de las ofrendas de ayuno, que tendría que hacer donaciones a los fondos misionales y humanitarios, y apoyar las actividades de recaudación de fondos de los Hombres Jóvenes y Mujeres Jóvenes.

[Los que lo hacen entienden que es una gran bendición poder compartir con los demás una parte de lo que el Señor nos ha dado.]

6. A lo mejor ellos esperarían que yo sirviera una misión o enseñara una clase, ofreciera una oración, o diera un discurso.

[¡Ojalá que sí!  Allí empieza la diversión verdadera—o mejor dicho, el gozo verdadero.  Es mucho más gratificante ser una parte energética de un equipo del campeonato que ser un espectador somnoliento en las gradas.]

7. Los “élderes ministrantes” estarían en mi casa siempre y yo nunca podría deshacerme de ellos.

[En realidad, en la mayoría de los barrios (congregaciones) hay poco peligro de que usted sea abrumado por visitas demasiado frecuentes de élderes ministrantes excesivamente entusiastas.  En el caso de que le asignen algunos que son tan fieles que todavía no han aprendido la frase “hasta luego,” hay varios posibles remedios:  (1)  Usted podría reconocer que usted está satisfaciendo una necesidad que ellos sienten de ser útiles.  (2) Usted simplemente podría dejar de hablar, para que ellos sepan que está bien irse.  (3) Usted podría decirles, cuando llaman para concertar la cita, que usted podría darles 20 o 30 minutos, después del cual usted ya tiene otro compromiso.  Para no tener que mentir, usted podría hacer de antemano un compromiso de llamar a un amigo en una hora determinada o tomar una siesta, o lo que sea.  (4) Mejor todavía, usted podría hacerse amigos de sus nuevos élderes ministrantes, disfrutar de lo que le aporten, aprovecharse de su servicio, y aprender cómo usted puede ministrar a otros miembros que pueden necesitar lo que usted les puede ofrecer.]

8. Me estarían llamando para ayudar con las mudanzas, o para limpiar la capilla, o para trabajar en el “almacén del obispo.” 

[Véase los comentarios bajo el susodicho Punto #6.  ¿No es maravilloso saber que usted podrá contar con la misma ayuda de otros cuando usted tenga necesidades propias?]

9. Los misioneros no me pueden comprobar que su mensaje es verdadero.  ¡Suponga que yo hiciera todas esas cosas que la Iglesia me pide y que yo llegara al otro lado y encontrara que no hay otro lado!  O si yo descubriera que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días a fin de cuentas no era la iglesia verdadera.  Y lo habría hecho todo por nada. 

[Es cierto que nadie puede “comprobarlo” a alguien que no esté dispuesto a aceptar la posibilidad de que podría ser verdadero.  Pero hay muchísimos miembros felices de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días que lo han comprobado para sí mismos.  Y todos lo pueden descubrir, si están dispuestos.  Pero Dios nunca obligará a nadie a tener un testimonio (o convicción) si esa persona espera no recibirlo, no sea que su condenación sea peor por haber pecado contra mayor conocimiento. 

Pero si vamos a hablar de suposiciones, preguntémonos qué pasaría si llegáramos más allá de la muerte y descubriéramos que el mensaje de los misioneros realmente era verdadero pero que nosotros no habíamos hecho nada al respecto.  ¿No sería eso infinitamente peor?  Pero no es necesario dejarlo en la categoría de “quizás.”  Usted puede averiguar por si mismo si es verdadero o no.  Pero tiene que estar abierto a la posibilidad de recibir una respuesta afirmativa.  Para ver algunas ideas en cuanto a cómo proceder, usted puede hacer clic en https://latterdaysaintandhappy.com/pillars-faith-believe-god-church-jesus-christ-latter-day-saints/.  Por ahora, ese artículo se encuentra solamente en inglés, pero dentro de poco espero haberlo traducido al español.

10. Hay muchos no-mormones que son tan buenos como los mormones que yo conozco, y muchos de ellos son más ricos, más sanos, y más felices.  De hecho, algunos de los mormones que conozco son francamente extraños. 

[Por supuesto hay ejemplos de no miembros que tienen más de los bienes de este mundo que el promedio de los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.  Pero les faltan las únicas riquezas que realmente tendrán importancia en la eternidad.  ¡Piense en cuánto más felices podrían ser si tuvieran el evangelio además de sus posesiones terrenales!

Y el hecho de que haya Santos de los Últimos Días extraños no dice nada en cuanto a la validez de las afirmaciones de la religión.  También hay ejemplares extraños entre los católicos, los protestantes, los judíos, los musulmanes, y los de cada partido político.  Pero nadie cree que eso necesariamente implica que todos los miembros del grupo son igualmente extraños.  Estoy convencido de que si fuera posible medir la felicidad promedia de los Santos de los Últimos Días activos y la del resto de la población, los Santos de los Últimos Días ganarían fácilmente.  Pero el Señor no va a permitir que produzcamos resultados incontrovertibles por medio de un estudio científico, no sea que las personas ya no tengan que vivir por la fe.  Pero si le interesan algunas estadísticas interesantes sobre el tema, haga clic en   https://latterdaysaintandhappy.com/why-mormons-should-be-happiest-people-2/