¿Debo servir una misión de tiempo completo?

Nota: Después de haber servido seis misiones de tiempo completo (incluso una como presidente de misión y otra como consejero del presidente de misión), dos misiones de estaca y una misión de servicio a la Iglesia, admito que no soy neutral en la pregunta anterior.  Cuanto más he servido, más razones he encontrado por las que tú también querrías considerarlo.  Espero que algo en las siguientes páginas te ayude a tomar tu propia decisión.

LO QUE DIJERON LOS MISIONEROS QUE CONOCÍ EN EL CAMPO MISIONAL

  • “¡Estoy en el cielo!  Nunca he sido tan feliz en mi vida”.
  • “Esta semana tuve una gran experiencia.  Tuve la oportunidad de asistir al sellamiento de mis primeros conversos.  Fue la mejor experiencia de mi vida”. 
  • “Ciertamente, la obra misional no es fácil.  Es lo más difícil que he hecho en mi vida, pero también es lo más precioso y valioso de este mundo”.
  • “Nunca había aprendido tanto en tan poco tiempo”.
  • “Tuvimos tres bautismos este domingo.  Eran personas muy especiales.  Durante la cuarta charla, les pedí que compartieran con nosotros las respuestas que habían recibido a sus oraciones.  La joven de dieciocho años nos contó que mientras se bañaba, decidió orar.  Dijo que escuchó una voz que le dijo que se bautizara y continuara fuerte en la Iglesia.  Entonces le preguntamos al niño de trece años, y dijo que él también escuchó una voz que le dijo lo mismo.  ¡Qué experiencia tan maravillosa!”.
  • “Hace unos días nos reunimos con una hermana a la que estamos enseñando y nos dio una sorpresa porque nos dijo que se iba a bautizar.  Lo interesante es que esta hermana ha tenido varios sueños.  Hace unos días, dijo que se vio sentada en una silla y que algunos hermanos le ponían las manos en la cabeza.  Luego, el domingo por la noche, tuvo un sueño en el que nos dijo que estaba sentada en una silla, y la descripción que nos dio de la silla coincidía con las sillas del templo”.
  • “Nos presentamos [a un nuevo contacto que conocimos en la calle] y actuó como si ya nos conociera a nosotros y a nuestra iglesia.  Compartimos una breve conversación con él, y resultó que había tenido un sueño con nosotros dos años antes, y se acordó de mí por mi cabello.  Tenemos una cita con él para este jueves”.
  • “Un investigador nos dijo durante la primera charla que una semana antes ni siquiera creía en Dios y que toda su vida había sido ateo, pero hace seis días tuvo un sueño, o mejor dicho, una visión en la que vio a dos personajes, y uno le dijo al otro: ‘Este es mi Hijo amado.  Escúchalo’.  Y lo interesante es que nunca había leído ni la Biblia ni el Libro de Mormón”. 

    ¿QUÉ DICEN LAS ESCRITURAS ACERCA DE NUESTRA RESPONSABILIDAD MISIONAL?

    • Alza tu corazón y regocíjate, porque la hora de tu misión ha llegado; y será desatada tu lengua y declararás buenas nuevas de gran gozo a esta generación. (D. y C. 31:3)
    • Y ahora bien, he aquí, te digo que lo que será de mayor valor para ti será declarar el arrepentimiento a este pueblo, a fin de que tragas almas a mí, para que con ellas reposes en el reino de mi Padre.  Amén.   (D. y C. 15:6)
    • El campo ya blanco está ya para la siega; por tanto, meted vuestras hoces, y cosechad con todo vuestro poder, mente y fuerza… y vuestras espaldas serán cargadas de gavillas, porque he aquí, estoy con vosotros. (D. y C. 33:7-9.)
    • He aquí, os envié para testificar y amonestar al pueblo, y conviene que todo hombre que ha sido amonestado, amoneste a su prójimo.  Por tanto, quedan sin excusa, y sus pecados descansan sobre su propia cabeza.  (D. y C. 88:81-82)
    • Mas con algunos no estoy muy complacido, porque no quieren abrir su boca, sino que esconden el talento que les he dado, a causa del temor de los hombres.  ¡Ay de estos!, porque mi enojo está encendido en contra de ellos.   (D. y C. 60:2)
    • Que todo hombre tome la rectitud en sus manos y la fidelidad sobre sus lomos, y levante la voz de amonestación a los habitantes de la tierra; y declare, tanto por palabra como pur fuga, que la desolación sobrevendrá a los inicuos.  (D. y C. 63:37)
    • Recordad que el valor de las almas es grande a la vista de Dios….  Así que, sois llamados a proclamar el arrepentimiento a este pueblo.  Y si acontece que trabajáis todos vuestros días proclamando el arrepentimiento a este pueblo y me traéis aun cuando fuere una sola alma, ¡cuán grande será vuestro gozo con ella en el reino de mi Padre!   Y ahora, si vuestro gozo será grande con un alma que me hayáis traído al reino de mi Padre, ¡cuán grande no será vuestro gozo si me trajereis muchas almas!  (D. y C. 18:10-16)
    • Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.  (Mateo 24:14.)
    • Por tanto, de cierto os digo, alzad vuestra voz a este pueblo; expresad los pensamientos que pondré en vuestro corazón, y no seréis confundidos delante de los hombres; porque os será dado en la hora, sí, en el momento preciso, lo que habéis de decir.  Mas os doy el mandamiento de que cualquier cosa que declaréis en mi nombre se declare con solemnidad de corazón, con el espíritu de mansedumbre, en todas las cosas.  Y os prometo que si hacéis esto, se derramará el Espíritu Santo para testificar de todas las cosas que habléis.  (D. y C. 100:5-8) 
    • He aquí, una obra maravillosa está a punto de aparecer entre los hijos de los hombres.  Por tanto, oh vosotros que os embarcáis en el servicio de Dios, mirad que le sirváis con todo vuestro corazón, alma, mente y fuerza, para que aparezcáis sin culpa ante Dios en el último día.  De modo que, si tenéis deseos de servir a Dios, sois llamados a la obra;  pues he aquí, el campo blanco está ya para la siega; y he aquí, quien mete su hoz con su fuerza atesora para sí, de modo que no perece, sino que trae salvación a su alma; y fe, esperanza, caridad y amor, con la mira puesta únicamente en la gloria de Dios, lo califican para la obra.  Tened presente la fe, la virtud, el conocimiento, la templanza, la paciencia, la bondad fraternal, piedad, caridad, humildad, diligencia.  Pedid, y recibiréis; llamad, y se os abrirá.  Amén.  (D. y C. 4:1-7)
    • Por lo tanto, cuán grande es la importancia de dar a conocer estas cosas a los habitantes de la tierra.   (2 Nefi 2:8)

    ¿QUÉ HAN ESTADO DICIENDO LOS PROFETAS?

    Spencer W. Kimball

    • Con frecuencia se hace la pregunta: ¿Deben todos los hombres jóvenes cumplir una misión?  Y la respuesta ha sido dada por el Señor.  Es “Sí”.  Todo hombre joven debe cumplir una misión…  Todo hombre también debe pagar su diezmo.  Todo hombre debe observar el día de reposo.  Todo hombre debe asistir a sus reuniones.  Todo hombre debe casarse en el templo y educar adecuadamente a sus hijos y hacer muchas otras obras poderosas.  Por supuesto que debería.  No siempre lo hace.  (Liahona, octubre de 1974, págs. 5-6.)
    • Estás en la obra más grande del mundo, y nada en este mundo puede compararse con ella.  Construir casas y puentes no es nada.  Construir mundos no es nada comparado con las vidas que estás construyendo.  Salvar vidas mortales no es ningún logro importante en comparación con lo que estás haciendo.  Uds. podrían ir aquí a uno de estos cementerios y resucitar a los muertos, incluso a mil o diez mil de ellos, y Uds. no han hecho nada comparado con lo que están haciendo cuando están salvando a la gente.  Ustedes pueden sanar a los enfermos, los ciegos pueden ver por el poder que ustedes tienen, pero quiero decirles, hermanos y hermanas, que ustedes han hecho poco al restaurar la vista a los ciegos en comparación con lo que hacen cuando llevan la luz del Evangelio a los espiritualmente ciegos.  (Spencer W. Kimball, Enseñanzas, p. 547.
    • Queremos que sepas que este es un asunto muy serio.  No estamos simplemente invitando a la gente a ir a misiones.  Estamos diciendo: ¡Este es tu trabajo!  El Dios del cielo, a través de sus profetas, os ha llamado a este servicio.  (Spencer W. Kimball, Enseñanzas, p. 549.)
    • El reloj cronológico llama a la misión al hombre joven a los diecinueve años [La edad mínima se ha reducido desde entonces a dieciocho].  Si no está preparado espiritualmente, financieramente y de acuerdo con sus deseos y estados de ánimo en ese momento, la probabilidad de que cumpla una misión en una fecha posterior es realmente escasa.  (Spencer W. Kimball, Enseñanzas, p. 558.)  

    Ezra Taft Benson

    • El Señor desea que cada hombre joven sirva en una misión de tiempo completo.  En la actualidad, solo una quinta parte de los jóvenes elegibles de la Iglesia están sirviendo en misiones de tiempo completo.  Esto no agrada al Señor.  Podemos hacerlo mejor.  Debemos hacerlo mejor.  No sólo se debe considerar una misión como un deber del sacerdocio, sino que todo hombre joven debe esperar esta experiencia con gran gozo y anticipación.  ¡Qué privilegio, qué sagrado privilegio, servir al Señor a tiempo completo durante dos años con todo tu corazón, alma, mente y fuerza!  No puedes hacer nada más importante.  La escuela puede esperar.  Las becas pueden ser diferidas.  Las metas ocupacionales pueden posponerse.  Sí, incluso el matrimonio en el templo debe esperar hasta después de que un joven haya servido en una misión honorable de tiempo completo para el Señor.  Y les amonestaría que salgan solo con mujeres jóvenes fieles que también crean esto y les den ese aliento.  Jóvenes, esperen con ansias el servicio misional de tiempo completo.  Muestren su amor y compromiso con el Señor respondiendo a Su llamado a servir.  (Liahona, mayo de 1986, pág. 4.)
    • Muchos de nuestros hombres jóvenes aún no se han decidido a dar dos años de servicio al Señor.  Me dirijo particularmente a ustedes, jóvenes que viven en los Estados Unidos y Canadá, las naciones anfitrionas de las cuales el evangelio ha de ir a otras naciones.  Mientras cosechan los beneficios de una prosperidad sin precedentes en la historia de la humanidad, ¿alguna vez pensaron que una de las razones por las que el Señor los envió a la tierra en circunstancias tan favorables es que podían usar sus talentos, educación y dinero para bendecir a otras personas con el Evangelio?  (Enseñanzas, p. 193)  

    Gordon B. Hinckley

    • Deseo recordar a todos los que están a mi alcance que las comodidades que tenemos, la paz que tenemos y, lo que es más importante, la fe y el conocimiento de las cosas de Dios que tenemos, fueron comprados a un precio terrible por aquellos que nos han precedido.  El sacrificio siempre ha sido parte del evangelio de Jesucristo…  Nunca olvidemos que tenemos una herencia maravillosa recibida de personas grandes y valientes que soportaron sufrimientos inimaginables y demostraron un valor increíble por la causa que amaban.  Tú y yo sabemos lo que debemos hacer.  Que Dios nos ayude a hacerlo cuando sea necesario.  (Conferencia General, octubre de 1991)
    • Es posible que haya algunos hombres jóvenes en esta vasta audiencia esta noche que se estén preguntando, muy seriamente, si deberían ir a misiones.  Puede haber escasez de dinero.  Puede haber planes convincentes para la educación.  Puede que haya esa chica maravillosa que amas y sientes que no puedes dejar.  Te dices a ti mismo: “La elección es mía”.  Eso es cierto.  Pero antes de tomar una decisión en contra de una misión, cuenta tus bendiciones, mi querido amigo.  Piensa en todas las cosas grandes y maravillosas que tienes: tu propia vida, tu salud, tus padres, tu hogar, la chica que amas.  ¿No son todos dones de un Padre Celestial generoso?  ¿Realmente te los ganaste solo, independientemente de Su bendición?  No, la vida de todos nosotros está en Sus manos.  Todas las cosas preciosas que son nuestras vienen de Aquel que es el dador de toda buena dádiva.  No estoy sugiriendo que Él retirará Sus bendiciones y te dejará desamparado si no vas a una misión.  Pero lo que estoy diciendo es que, por un espíritu de aprecio y gratitud, y por un sentido del deber, deben hacer cualquier ajuste que sea necesario para dedicar un poco de tu tiempo, tan solo dos años, consagrando tus fuerzas tus medios y tus talentos a la obra de compartir con los demás el Evangelio, que es la fuente de gran parte del bien que tienes.  Te prometo que si lo haces, llegarás a saber que lo que hoy parece ser un sacrificio resultará ser la mayor inversión que jamás hayas hecho.  (Liahona, mayo de 1986, págs. 40-41.) (CR, noviembre de 1991.)

    Russell M. Nelson

    • La preparación para una misión es importante. Una misión es un acto voluntario de servicio a Dios y a la humanidad. Los misioneros apoyan ese privilegio con sus ahorros personales. Los padres, familiares, amigos y donantes del Fondo Misional General también pueden ayudar. Todos los misioneros, jóvenes y mayores, sirven con la única esperanza de mejorar la vida de otras personas.
    • La decisión de servir en una misión dará forma al destino espiritual del misionero, de su cónyuge y de su posteridad para las generaciones venideras. El deseo de servir es un resultado natural de la conversión, la dignidad y la preparación de uno.  (Conferencia General, octubre de 2012
    • Hoy reafirmo firmemente que el Señor ha pedido a todo hombre joven digno y capaz que se prepare para una misión y sirva. Para los varones jóvenes Santos de los Últimos Días, el servicio misional es una responsabilidad del sacerdocio. Ustedes, jóvenes, han sido reservados para este tiempo en que se está llevando a cabo el recogimiento prometido de Israel. ¡A medida que sirves misiones, juegas un papel fundamental en este evento sin precedentes!
    • Para ustedes, hermanas jóvenes y capaces, una misión también es una oportunidad poderosa, pero opcional. Amamos a las hermanas misioneras y les damos la bienvenida de todo corazón. ¡Lo que aportáis a este trabajo es magnífico! Ora para saber si el Señor desea que sirvas en una misión, y el Espíritu Santo responderá a tu corazón y a tu mente.  (Conferencia General, abril de 2022)

    ¿QUÉ PASA SI YO MISMO NO ESTOY SEGURO DE QUE DIOS VIVE Y QUE ÉSTA ES SU IGLESIA?  ¿SE SUPONE QUE DEBO IR A DECIRLE A LA GENTE QUE ES VERDAD CUANDO YO MISMO NO ESTOY SEGURO DE ELLO?  

    • ¡Buena pregunta!  La respuesta es un rotundo no.  Eso es como preguntar si se supone que un lanzador de béisbol con un brazo roto debe lanzar de todos modos.  Tu primer paso no es meter tus papeles misionales, sino hacer un esfuerzo serio para averiguar si lo que los misioneros en el campo están enseñando es verdadero.  ¿Vive Dios realmente?  ¿Te ama?  ¿Le habló realmente a José Smith?  ¿Es Russell M. Nelson realmente un profeta? 
    • La buena noticia es que es bastante fácil averiguarlo, aunque requerirá un gran esfuerzo de tu parte.  Y requerirá una buena voluntad de tu parte para aceptar una respuesta de “sí” si llegara.  Si no estás dispuesto a hacer eso, el Señor no te obligará a recibir un testimonio. 

    Estas son las claves para obtener una respuesta por ti mismo:

    • Jesús dijo: “El que quiera hacer la voluntad de él [de Dios] conocerá si la doctrina es de Dios o si yo hablo por mí mismo”.  (Juan 7:17).  En otras palabras, haz un experimento.  Prueba el Evangelio, haciendo todo lo que las Escrituras y los profetas han dicho que debemos hacer, y ve si te trae la felicidad, el entusiasmo y la convicción que provienen de recibir el Espíritu Santo.  Ora con sinceridad.  Lee y estudia las Escrituras.  Guarda los mandamientos.  Participa con entusiasmo en tus clases.  Paga tu diezmo.  Sé limpio en tus pensamientos y acciones.  Si el evangelio no fuera verdadero, y si intentaras ese experimento con un corazón sincero durante un par de meses, no sentirías nada diferente después.  Entonces, con toda honestidad, podrías decir que no es verdadero.  Pero nunca he conocido a nadie que haya intentado esto seriamente sin obtener el testimonio prometido.
    • Comienza a leer el Libro de Mormón de principio a fin, preguntándote si un granjero de Nueva York sin educación podría haberlo escrito, o si tienes la fuerte sensación de que fue escrito por profetas de Dios y traducido por poder divino.  Probablemente ya estés al tanto de la promesa de Moroni 10:4-5 de que si después de recibir “estas cosas” (el Libro de Mormón), le preguntas a Dios con verdadera intención, con un corazón sincero, si es verdad, sabrás que es verdad por el poder del Espíritu Santo.  Pero ese testimonio no necesariamente vendrá en las primeras páginas o capítulos del libro.  La promesa de Moroni está en el último capítulo, no en el primero.  Pero si lees todo el libro y preguntas con la voluntad de aceptar las implicaciones de una respuesta afirmativa, lo recibirás.   ¡Y estarás tan emocionado por ello que los caballos salvajes no podrían impedirte servir en una misión!

    ALGUNAS REFLEXIONES ADICIONALES SOBRE EL TEMA

    • Recuerda que este es el momento en que es probable que Satanás haga todo lo posible para convencerte de que no sirvas en una misión.  Fue justo antes de la primera visión de José Smith que Satanás se esforzó por detener la oración de José.  Fue cuando Cristo estaba a punto de comenzar su ministerio terrenal, después de su bautismo, que Satanás trabajó arduamente para detenerlo.  Por las mismas razones, Satanás quiere detenerte ahora, antes de que hayas servido en una misión.  Aunque hay un velo sobre tu memoria, él te recuerda de la vida preterrenal y sabe quién eras allí y para qué fuiste preordenado.  Él sabe que si puede convencerte de que no participes en una misión, habrá neutralizado significativamente a alguien que potencialmente podría ser uno de los grandes misioneros y uno de los grandes líderes de la Iglesia de este siglo.  Saber esto te permitirá reconocer algunas de las oposiciones y tentaciones que enfrentas en la actualidad por lo que son.
    • Pregúntate: ¿Realmente te gustaría casarte con el tipo de muchacha que podría estar satisfecha de no casarse con un exmisionero?
    • ¿Merecen tus futuros hijos tener un padre que haya servido en una misión?
    • ¿Te gustaría algún día ser considerado para puestos de servicio y responsabilidad en la Iglesia para los cuales una misión te prepararía mejor? 
    • ¿Qué promesas puedes haber hecho al Señor o incluso a tus futuros investigadores en la vida preterrenal en cuanto a tu disposición a servir en una misión aquí?
    • Si no sirves una misión, ¿estás seguro de que estarás contento con esa decisión dentro de diez años?  ¿O cien años?  ¿O un millón?
    • El juramento y convenio del Sacerdocio de Melquisedec, que recibirás cuando seas ordenado élder, implica el compromiso de parte del poseedor del sacerdocio de “magnificar” su llamamiento, en otras palabras, de hacer que el sacerdocio sea más grande e importante en su vida, y de buscar cosas adicionales que pueda hacer con él.  ¿Alguien que no eligiera servir en una misión realmente podría sentir que había “magnificado” su llamamiento?  ¿Sería capaz de esperar que el Señor cumpliera Su parte del convenio, que todo lo que el Padre tiene le sería dado algún día?  (D. y C. 84:33-39.)
    • Una pregunta que se les hace a los futuros receptores del Sacerdocio de Melquisedec es si sostienen al presidente de la Iglesia como profeta, vidente y revelador.  Es difícil ver cómo se puede decir que uno sostiene a los profetas en ese papel si no hace caso a su repetido exhorto a que cada joven sirva en una misión.  Del profeta viviente, el Señor ha dicho: “Recibiréis su palabra con toda fe y paciencia como si viniera de mi propia boca”.  (D. y C. 21:5.)
    • ¿Cómo te sentirías si después de años de práctica y trabajo lograras convertirte en lanzador de tu equipo favorito de béisbol de las Grandes Ligas, lo ayudaras a ganar el campeonato de la liga y fueras elegido para iniciar el juego final de la Serie Mundial?  ¿Te imaginas que el día del partido pensarías que era demasiado problema levantarte de la cama, o demasiado trabajo salir delante de todos esos aficionados y lanzar pelotas de béisbol?  ¿Podrías estar satisfecho de sentarte en las gradas y ver a tus compañeros de equipo luchar sin ti?  ¿Podrías soportar ver al resto del equipo recibir sus anillos de campeón, no gracias a ti, mientras te quedabas al margen esperando que nadie se fijara en ti?   ¿No formabas parte de un “equipo campeón” en la vida preterrenal, y fuiste enviado aquí en este momento en particular para ser parte de la competencia más grande y emocionante de toda nuestra existencia eterna?  El Señor te predestinó y en una ocasión aceptaste servir como un jugador clave en esta contienda final antes de la segunda venida del Salvador.  ¿Puedes contentarte con “sentarte en las gradas” mientras otros ocupan el puesto para el que fuiste enviado aquí?  La obra del Señor continuará y Su “equipo” ganará la victoria, con o sin nosotros, pero si elegimos ser espectadores en lugar de participantes activos en el más maravilloso y desafiante de todos los conflictos, ¿no es probable que nos arrepintamos por las edades interminables de la eternidad?
    • Algunos jóvenes parecen sentir que necesitan preguntarle al Señor si deben servir en una misión o no.  Sin embargo, las Escrituras enseñan que no debemos esperar que una revelación especial repita lo que el Señor ya ha revelado claramente.  Probablemente nos sentiríamos un poco tontos si le preguntáramos al Señor si estaba bien que fumáramos o bebiéramos, como excepción a la regla general, o si el diezmo del 5% era aceptable en nuestro caso.  Si tenemos un testimonio de las Escrituras y de los profetas modernos en general, tal vez no necesitemos esperar una revelación especial para nosotros individualmente sobre cada tema sobre el cual ya han hablado.  Esto no significa que no debamos orar para sentirnos bien acerca de su consejo, pero eso es diferente de orar acerca de si necesitamos aceptar su consejo en primer lugar.  El presidente Marion G. Romney nos aseguró que: “El Espíritu del Señor nunca dirigirá a una persona a tomar una posición en oposición al consejo de la Presidencia de Su Iglesia”.  (Conference Report, abril de 1942, págs. 19-20.)
    • ¡Tú puedes hacerlo!  Como Nefi nos enseñó, el Señor no da mandamientos a Sus hijos sin prepararles el camino para que puedan cumplir lo que Él ha mandado.  ¡El Señor y tú formarán un gran equipo!  ¿Qué te parece?
    “En el equipo de Dios”